lunes, 1 de marzo de 2010

prohibido no levantarse

terminamos una semana "negra" para nuestros intereses. Lo que se intuía como nuestra oportunidad para dar el salto definitivo en postular a nuestro equipo a optar por una de las dos plazas de ascenso del grupo F de la segunda zonal con tres partidos en una semana ha terminado siendo para nosotros una particular "semana trágica". Comenzamos el sábado de la semana pasada con nuestra inesperada derrota en casa ante un rival que con su victoria a domicilio por un punto sobre nosotros se ha convertido en rival directo, papelón tras la derrota y esperanza en remontar la situación por las sensaciones derivadas del buen entreno del miércoles y cierta recuperación del ambiente del equipo. Seguimos con una derrota apabullante el viernes por la noche en nuestro partido atrasado de la jornada 16 frente al líder en su casa en un partido clave para nosotros en esta temporada si queríamos hacer algo, tras tres buenos primeros cuartos donde con nuestra defensa individual controlamos su juego exterior el equipo se diluyó como un azucarillo en el tramo final del encuentro y termino pasando sobre nosotros un tsunami en forma de jugadores de baloncesto que nos barrió de la pista y nos dejó noqueados. Menos de doce horas después jugábamos en Alicante otro partido, el de la jornada corriente, enfrente un rival de la parte media baja de la tabla en una pista exterior muy complicada; el equipo con uno de sus peores partidos en ataque aguantó solo tres cuartos, el cansancio físico y psíquico de algunos de los jugadores fue excesivo para el grupo, terminamos derrotados en el tramo final del encuentro, agotados, con el ánimo por los suelos y algunos de los jugadores casi sin hablarse. Tres partidos, tres derrotas, la ilusión del ascenso rota en mil pedazos y un equipo fracturado en su ánimo común y en caída libre, tras todo esto una pregunta en el aire ¿qué ha pasado o qué esta pasando? Uno de nuestros rivales de esta semana amigo o por lo menos conocido de uno de mis jugadores le comenta tras el partido que jugamos el viernes que nuestro problema como equipo es que no tenemos unidad y que estar unidos es la clave de su buena temporada. Estando de acuerdo en parte de su comentario la reflexión para nosotros entiendo es más profunda, por supuesto que la unidad es importante y por supuesto que el rendimiento aumenta si el equipo tiene eso, espíritu de grupo, pero os puedo asegurar que he estado en equipos con muchísimo espíritu de grupo cuyas temporadas a nivel deportivo dejaban bastante que desear, de hecho esto es como el dicho de "quien fue primero, la gallina o el huevo" donde resulta que también pasa que los buenos resultados siempre generan mayor unidad en los grupos que los consiguen. A los hechos me remito, el mal rollo es directamente proporcional al número de derrotas en tu casillero, si alguien no me cree que repase mentalmente el estado de ánimo de mis jugadores el sábado por la tarde después de perder en Alicante y acumular su tercera derrota consecutiva en una semana y descubrirá algo muy parecido al resentimiento. A mis jugadores no es que les falte unidad, las cenas y buen rollo posterior a los partidos entre ellos así lo demuestran, lo que nos falta es serenidad, saber enfrentarnos a nuestra propias limitaciones como equipo para jugar al baloncesto, aprender a vivir con ellas y explotarlas en nuestro propio beneficio. Nuestra dinámica de la temporada nos ha generado una combinación explosiva, tras el ajuste de inicio de temporada logramos equilibrar el equipo lo que nos llevó a desarrollar un buen baloncesto, encadenar una buena racha de resultados positivos - quiero recordar con mucho sufrimiento en bastantes de ellos - y en parte también gracias al calendario iniciar la segunda vuelta en el máximo de nuestro potencial para situarnos en una posición en donde si soy sincero ninguno de los integrantes del equipo ni de su directiva apostaba por estar al inicio de temporada, en la lucha directa por el ascenso. A partir de ahí lo inevitable, la ambición por subir, el querer estar, el no permitirte fallar, examinarte semana a semana con la obligación de no perder para mantener el objetivo, la presión del día a día y con ello la excesiva ansiedad, parece que olvidamos que estamos en esto para divertirnos. Esta muy bien que el equipo tenga ambición no se resigne y quiera ascender, ahora bien, si no gestionamos bien la presión puede ocurrir lo que nos ha pasado durante esta semana, antes, durante y después de los partidos hacemos crack, cuando las cosas no salen bien no mantenemos la serenidad suficiente para analizar que estamos haciendo mal y como podemos mejorar; frente a eso siempre es más fácil buscar culpables, el arbitro y su arbitraje parcial, mis otros compañeros y su falta de compromiso, el planteamiento táctico que no es el adecuado, las rotaciones en la cancha y así un largo etcétera. A buen seguro que cada uno de esos factores ha contribuido en parte a que las cosas no salieran del todo bien, y sin embargo si me paro a reflexionar los árbitros que nos pitan son más o menos los mismos que hace dos semanas, los integrantes de mi equipo son los mismos con los que comenzamos absolutamente comprometidos con este proyecto la pretemporada allá por el 31 de agosto del año pasado, con sus virtudes y sus defectos, y nuestro planteamiento táctico y política de rotaciones el de hace como diez jornadas. Parece pues que este equipo no ha cambiado tanto, es posible que hace dos semanas no fuéramos tan buenos y que en esta semana que acabe no seamos tan malos, que llegar a nuestro potencial como equipo dependa de algo tan sencillo como que volvamos a disfrutar del juego y no del resultado. En el baloncesto como en la vida si quieres tirar para delante y llegar a algo hay una consigna clara, esta permitido caer, todo el mundo se equivoca y de los errores se aprende, lo que si está prohibido es no levantarse. Nos quedan siete partidos. El sábado jugamos de nuevo.

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