jueves, 30 de septiembre de 2010
la soledad del entrenador
mucho se ha escrito acerca de la figura del entrenador, de como el responsable de la dirección del grupo forma parte del mismo de una manera diferente, de la manera en que forma parte sin formar; figura diferente dentro del grupo enfrentada a la homogeneidad de la condición de jugador. Siempre obligado a la tarea más fea como es la de distribuir el tiempo de juego, responsable último en las decisiones tácticas, en las victorias el anonimato frente a la gloria y la épica de los jugadores, en las derrotas el punto a señalar frente a cierta complaciencia hacia el jugador, siempre la figura más fácilmente prescindible y a pesar de ello con la tarea de mantener el ánimo del grupo; todo lo anterior conforma la metáfora de la soledad en la figura del entrenador, al final del camino están sus decisiones y sus circunstancias. Lo que nunca tuve tan claro es que esta metáfora de la soledad se podía transformar en algo tan tangible como la soledad real, en el entreno de ayer acudió a la hora señalada a la pista un solo jugador de la plantilla. El sábado comienza la temporada, triste soledad.
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