martes, 15 de febrero de 2011

engaño colectivo

decía el ya subcampeón de copa Ettore Messina al inicio de la semana pasada en el preludio de la que probablemente es la mejor competición de baloncesto de la temporada -el fin de semana de la Copa del Rey- en relación a su equipo que "El Madrid vive un engaño colectivo". Reflexionaba el italiano en como el glorioso pasado de su Club impedía de alguna manera el tener a sus actuales dirigentes la paciencia suficiente para que el proyecto por el que se ha apostado creciera y diese sus frutos, hablaba Messina en como el hecho de ser herederos de una historia gloriosa no ayudaba en nada a sus jugadores a enfrentar un presente mucho más complejo, difícil y duro donde para poder ganar el primer objetivo es saber competir ante unas circunstancias mucho más adversas en este mundo del baloncesto moderno donde la hegemonía de años pasados no es más que una ensoñación y cada partido cuesta ganarlo frente a rivales que buscan lo mismo que tú y ponen todo su esfuerzo, empeño y recursos en conseguirlo. No soy un gran seguidor del juego que practica el italiano como entrenador sin embargo no dejo de admirar su facilidad para realizar análisis alrededor de este juego, el concepto que él usa "engaño colectivo" me da la oportunidad de pensar acerca de lo que creo esta pasando a mi equipo y mis jugadores como grupo en esta temporada. Cuando decidimos optar en jugar en una categoría superior ante la cesión de derechos de un Club pregunte a mis jugadores y a nuestra junta directiva si esta era una decisión correcta, desde el punto de vista de la dirección del Club no había lugar a dudas, subir de categoría no es nada fácil, si teníamos la oportunidad de una ascenso aunque fuese a nivel de despachos estabamos obligados a aprovecharlo; a nivel deportivo tampoco se plantearon dudas, los jugadores estaban seguros de su nivel competitivo, de hecho siempre me recuerdan que una gran parte de sus años de baloncesto pasaron en nuestra actual categoría, la seguridad de ser competitivos y poder mantener la categoría era total; la realidad nos muestra que somos un equipo muy veterano proveniente de mitad de la tabla de la segunda zonal y como no podía ser de otra manera llevamos toda la temporada coqueteando con las plazas de descenso. En esta pasada jornada sufrimos una estrepitosa derrota ante uno de los rivales directos con los que nos jugamos la permanencia, un equipo que nos aventajaba en una victoria nos pasó literalmente por encima en un encuentro que era a vida o muerte y para nosotros no fue más que muerte, comenzamos con el pie cambiado, el 20% de nuestro jugadores no asistían al encuentro, dos de nuestros jugadores por circunstancias personales no asistieron al partido por lo que nos presentamos casi en cuadro con ocho jugadores a este que se suponía, al menos para nosotros, trascendental choque; el día que se supone nos jugábamos gran parte de nuestras opciones a mitad del segundo cuarto ya estábamos fuera de sitio, la charla de la semana no sirvió para nada más que poner en evidencia que es más fácil hablar que poner en práctica lo hablado, repetimos errores, los jugadores y el banco, todos a la vez y todos juntos con el resultado de una derrota por mas de treinta puntos que nos deja a dos victorias de la permanencia, casi dependiendo ya de resultados de terceros para seguir en la categoría y con una sensación muy jodida entre la impotencia y la de no encontrar la tecla que nos permite cambiar nuestra dinámica de mal juego. Finalizado el encuentro me quede sentado rumiando nuestra debacle esperando la salida de mis jugadores, salimos los últimos del recinto deportivo junto con uno de nuestros rivales del día que dijo la siguiente frase en referencia al plantel que nos acababa de machacar "todos somos del noventa y uno"; en esa frase se resume nuestro propio engaño colectivo, es necesario para nosotros olvidar nuestro pasado como jugadores de baloncesto y trabajar desde nuestro presente, para ser competitivos necesitamos asumir nuestra realidad y sus propias limitaciones, si nos seguimos machacando a nosotros mismos respecto a lo que no podemos hacer, la edad manda, estaremos contribuyendo a cercenar nuestra posibilidades respecto a lo que si podemos llevar a cabo, asumir nuestras realidad es el primer paso para competir, el resto no es más que una ensoñación de un pasado que no volverá sobre todo porque la mayoría de mis jugadores ya no pueden afirmar aquello que somos del noventa y uno. El nuestro es un equipo que tiene su virtud más en no cometer errores que en sumar aciertos, en aprovechar aquello que podemos hacer que en inventar opciones imposibles fuera de nuestras posibilidades, quien hace todo lo que puede no esta obligado a más, todavía queda liga, llevamos demasiados partidos en las botas como para tirar por adelantado la toalla.

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