domingo, 25 de octubre de 2009

último cuarto

perdimos el pasado sábado en casa cuando teníamos la oportunidad de ponernos lideres del grupo si nos llevábamos el partido, la derrota, por amplia, dieciséis puntos, y por la forma en que se produjo, un último cuarto de 8 a 22 para los visitantes con una sensación de impotencia por nuestra parte en el intento de remontar el marcador, escoció y mucho, malas caras, durante y después del partido y sobre todo estupefacción e incredulidad, ¿como hemos podido perder contra estos tíos? Lo peor de todo no es perder el encuentro o el resultado adverso con una diferencia tan amplia de puntos, que también, lo peor de todo y a la vez increíble es ver como la confianza en el equipo se quiebra de manera tan fácil y como el grupo se resquebraja, que surjan reproches entre compañeros, el cuestionamiento de las decisiones, el abrir el melón de las dudas y la búsqueda de culpables; que todo el mundo tome aire, un segundo para pensar, ni la semana pasada eramos tan buenos, solo habíamos ganado dos partidos y contra rivales que da la sensación que no van a estar arriba, ni esta semana somos tan malos, solo hemos perdido un partido en casa, y entre otras cosas somos los que somos porque así lo decidimos todos. Dicen que querer es poder, ahora bien el hecho de poder no implica necesariamente que lo que queremos que ocurra vaya a pasar, hace falta tener la ambición de querer y nosotros como equipo no la tuvimos el pasado sábado, nos vimos sobrepasados por una situación que no contemplamos en nuestra hoja de ruta de esa tarde, una situación adversa en un encuentro que esperábamos ganar de calle. Cuando las cosas no van bien nunca hay que bajar los brazos, en todo caso hay que bajar el culo y defender más fuerte. Nunca la soberbia fue buena acompañante.

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